miércoles, 8 de febrero de 2012

FALLECIÓ LUIS ALBERTO SPINETTA

Luis Alberto Spinetta, reconocido como “El Padre del rock nacional”, falleció esta tarde en la Ciudad de Buenos Aires a los 62 años. Según había informado el propio músico, desde julio del año pasado luchaba contra un cáncer de pulmón. 

El sitio oficial de “El Flaco” y sus hijos, a través de la redes sociales, fueron los encargados de oficializar la triste noticia, que rápidamente generó infinitas repercusiones en todo el país. En Twitter sus fans lo recuerdan bajo el hashtag #chauflaco y #Spinetta. 

La agencia de noticias Télam informó que Spinetta falleció en su hogar, rodeado por el círculo íntimo familiar, entre quienes se encontraban sus hijos Dante, Catarina, Valentino y Vera. 

A principios de enero, el ex integrante de Almendra y Pescado Rabioso –entre otras bandas-, había sido operado de urgencia por una perforación intestinal con enfermedad diverticular. Casi un mes después consiguió el alta médica. 

Los restos de “El Flaco” serán despedidos y cremados en una ceremonia íntima de la cual aún no trascendieron demasiados detalles.  

Una carrera inigualable 

Spinetta inició su carrera a mediados de los 60’, con el grupo Almendra, formado también entre otros por Emilio del Guercio, Edelmiro Molinari y Rodolfo García –todos compañeros del Instituto San Román.

Desde aquellos días hasta hoy, algunos temas como Muchacha (ojos de papel) se transformaron en clásicos. Almendra, junto a Manal y Los Gatos son considerados como los tres grupos fundadores del rock nacional argentino. 

Luego de algunos trabajos solistas, Spinetta le dio forma a otro recordado proyecto: Pescado Rabioso. Allí, junto a Osvaldo “Bocón” Frascino –luego reemplazado por David Lebón-, Black Amayaen y Carlos Cutaia crearon los trabajos Desatormentándonos y Pescado 2. 

“El Flaco” intercambió a partir de allí actuaciones solistas con las de Pescado Rabioso hasta fines de los 70’, donde regresaría con Almendra para grabar El Valle Interior y un disco en vivo registrado en shows en Obras Sanitarias. 

Ya en los 80’ y en paralelo con su reunión de Almendra, “El Flaco” formó Spinetta Jade junto a Diego Rapoport, Beto Satragnein y Héctor Pomo Lorenzo. Tras dos trabajos discográficos, Spinetta regresaría a ser la cara de su propia banda. 

A mediados de los 80’, “El Flaco” grabó un tema con Charly García, que nació dentro de un proyecto que pretendía ser más ambicioso y transformarse en un disco que nunca se terminó: Rezo por Vos. 

El proyecto que sí logró terminar fue “La la la” junto a Fito Páez, trabajo que despertó una gran expectativa en un creciente público ávido de rock. Es que a la par de “El Flaco”, otras bandas como Sumo, Soda Stereo, Los Redondos y Los Abuelos de la Nada lentamente comenzaban a concentrar la atención de miles de jóvenes. 

En los últimos 20 años, “El Flaco” lideró su propia banda con distintas composiciones y una docena de discos. Su última presentación masiva fue en junio, en Chile. Días después se enteró de su enfermedad. 

"Gracias, los quiero mucho", fue el mensaje de "El Flaco" en su último comunicado especial.


Fuente:
http://teleshow.infobae.com/notas/631071-Fallecio-Luis-Alberto-Spinetta

viernes, 30 de diciembre de 2011

Una sensible pérdida: murió Mingo Martino


"No pienso en retirarme y tengo una familia que me apoya", había señalado hace unos pocos meses, consciente de que los 86 años le podían pasar factura a cualquier persona. Pero no a él, que seguía sintiendo que la música lo mantenía vivo. Así era Mingo Martino, uno de los músicos más destacados que dio la ciudad de La Plata y uno de los más grandes bateristas de jazz que tuvo la Argentina. 
El tiempo pasado empieza a ser un aliado de la crónica, pero también de la tristeza. Es que ayer, a sus 86 años, murió Mingo. Y la ciudad, pero sobre todo la música, no pueden estar contentos. 
Músico casi desde la cuna, contaba siempre con picardía y orgullo que había debutado profesionalmente antes de 1945, con apenas 20 años de edad. 
Y que desde entonces, no paró de tocar ni de acompañar a los grandes músicos del país. 
Tocaba la batería desde los 13 años y él mismo se definió como un autodidacta, hasta que en los años 50 se decidió a estudiar nada menos que con el maestro Antonio Yepes. Hizo música durante más de 60 años, con su lenguaje artístico particular. 
Se lo reconoció como probablemente el mejor baterista de jazz del país, pero también supo ponerle su ritmo a las grandes orquestas de tango o típicas, tanto en Buenos Aires, como en nuestra ciudad donde fue parte de la orquesta estable de Canal 2 durante varios años. 
Hasta estos últimos tiempos, Mingo Martino, que recorrió prácticamente todos los teatros de Buenos Aires, compartía escenario con los músicos que integraban su Sexteto de Jazz La Plata, Jorge Curubeto, Mariano Meneghini, Alberto Guglielmino, Julio Campos y Lito Escobar. 
Por fuera de la música, Mingo trabajó en el Museo Provincial de Bellas Artes donde, contó alguna vez, "entré de pibe y me jubilé como director. Hice muchos sacrificios para no abandonar la música; iba sin dormir a trabajar y siempre de daban permiso cuando tenía que grabar o tocar en alguna circunstancia especial". 
Sus restos serán velados desde las 12, en la empresa Galiano, 53 entre 18 y 19.
Fuente: Diagonales.com
 

lunes, 12 de diciembre de 2011

"Trabajar de Músico en La Plata"

"El desafío para los músicos como trabajadores, es demostrar que lo obvio es obvio, lo lógico.. lógico y lo que corresponde... corresponde. Contrarrestar el arraigado concepto de que el músico no trabaja, o no estudia o no se dedica a su profesión como cualquier profesional. Nosotros y la sociedad toda buscamos un ícono para denostar la veracidad de nuestra profesión, es decir.. "si no tocás en el colón, o salís en todas las radios y los programas de TV, no sos un músico trabajador".. "si no sos famoso o muy exitoso, tu trabajo no vale, es un hobby".
 Esos condicionamientos sociales tan opresivos producto de ese aparato comercial y político-liberal diseñado minuciosamente para no impulsar ni disfrutar de nuestra propia cultura y distanciar las minorías exitosas de las mayorías de músicos trabajadores han conseguido a lo largo de los años exponer a los músicos a situaciones irrisorias, y a aceptar lo ilógico e ilegal como nuestro pan de cada día.  
 El quehacer del músico genera convocatoria a locales que no se llenarían de no ser por el espectáculo, sustenta las fuentes de trabajo de empleados y dueños. Crea movimientos artísticos y culturales, genera (junto con otras expresiones culturales) la identidad cultural, proponiendo al público la posibilidad de acceder a diversas manifestaciones y emociones, y paradójicamente NO es rentable únicamente para el músico!  

1. "El músico no debe pagar por tocar".. porque es quien lleva la gente para que el local trabaje.. si no hay música en vivo el local cierra..  

2. "El músico no debe tocar gratis" Al margen de las causas del evento que nos convoca, o del placer que nos genera nuestro trabajo, nuestro trabajo tiene un valor monetario...¿Que otro profesional regala su tiempo, su trabajo y su traslado de equipos e instrumental? Todos aquellos que organizan eventos solo piden la asistencia y participación gratuita a los músicos, no al sonidista, no al distribuidor de bebidas ni comidas.. etc.  


3. "El sonido y sonidista corren por cuenta del local" ¿Si hay un dueño de un "bar de espectáculos" porque debemos los músicos financiar su infraestructura y pagar fecha a fecha por un equipamiento sonoro que al final le queda al dueño como un Activo? ¿Por qué debemos pagarle a un empleado del bar (el sonidista) si no le pagamos a los mozos y cocineros?  

 4. "Nuestro show es nuestra jornada de trabajo"... ¿Cómo es posible que la entrada al 90% de los shows en la plata cuesten menos que una cerveza? ¿Por qué el público regatea la entrada ... y ni se le ocurre pedirle descuento al de la barra o al restaurant? En la entrada se está pagando estudio, inversión en instrumentos, ensayos regulares, viáticos y el show, ... nosotros debemos asumir el valor de nuestro trabajo e instalarlo en la 
sociedad como un bien que tiene su costo y que lo vale...  


 5. "Precariedad laboral" ...Casi el 100% de los músicos platenses trabajamos en negro, y absorbemos los costos grandes de una noche cancelada, o una noche que no funcionó..  Si nos pasa un accidente o nos roban no hay a quien reclamarle.. y al ser parte de la taquilla y la producción del show (sin que eso nos genere 
un verdadero ingreso monetario) estamos inmersos en responsabilidades y riesgos, debemos hacernos cargo legalmente si existiera algún siniestro.  

¿Hasta cuando se mantendrá y mantendremos esta desvalorización y precarización 
de nuestro trabajo?"

Entrevista de Página12 a Daniel Maza: “Hay que cuidar a los músicos”

“Hay que cuidar a los músicos”

El notable bajista uruguayo comenzó planeando un disco de boleros, pero cuando empezó a componer empezaron a salir cosas de estilos diferentes. Así fue conformando el material de su disco más reciente, que presentará la semana próxima en Boris Café.







 Por Cristian Vitale
Para nombrar su disco, Daniel Maza pensó en la feria de Tristán Narvaja, una inmensa romería de Montevideo donde se puede comprar zapatos, verduras, repuestos para autos, estufas, vino o lo que venga. “Hasta dentaduras postizas usadas podés encontrar, si estás en ese plan. Yo lo he visto”, se ríe él, con la vista clavada en su última criatura: De feria. “La tapa aclara todo... es una chismosa, la bolsa que llevan las viejas a las ferias”, precisa. De feria, entonces, además de ser el cuarto disco solista de este bajista nacido en Uruguay pero con nido en la Argentina hace casi 30 años, implica –de allí la analogía– un trabajo que de pretender ser sólo de boleros –el género que más lo puede– terminó en un desparramo de ritmos: latin jazz, porro, reminiscencias africanas, candombe, pop y murga. “Pasó esto: la verdad es que yo no soy un compositor prolífico. No me puedo sentar a componer y sólo lo hago bajo mucha presión o cuando pasa algo. Y unos días antes de empezar a grabar pasó algo... se me empezaron a ocurrir temas que no eran boleros como yo quería. Al principio no los quería poner, pero los muchachos del trío (el Chungo Roy, Fabián Miodownik y Yeye López) me insistieron para que los pusiera y bueno... quedó cualquier cosa, quedó una feria”, define, lapidario, sobre el trabajo que mostrará el sábado 11 de junio en el Boris Café.
El Maza, Daniel Omar Correa Suárez según el DNI, se refiere a las cuatro piezas de autoría propia que se inmiscuyen entre una totalidad de doce: “Un siete para Posadas”, “Baión de la Chicha”, “Samba nuevo” y “El tema de Amanda”, dedicado a su hija y en honor a la canción de Víctor Jara. Ninguno de ellos es un bolero. “Tuve que recurrir a otros para que quedara algo de la idea inicial”, admite. A Johnny Mandel y Paul Webster, por caso, para tomar, traducir y devolver bajo su tacto en “La sombra de tu sonrisa”; a Enrique Garrido, para ubicar “Quiéreme así” en la senda de su impronta; o a “Si la vida”, un bolero de Alberto Mastra cantado por su madre. De feria es el cuarto mojón de una saga que completan Música destilada, Y va y Al contado, trabajos que Maza salpicará con los del disco nuevo en la presentación. “Voy a centrarme en los temas nuevos, pero algo de los otros voy a hacer, incluso del segundo, ese disco maldito que nunca presenté porque la compañía hizo todo mal. La edición fue un desastre y lo tenía negado, pero bueh... otra vez me convencieron los muchachos.”
De feria y sus circunstancias transcurren bajo una dinámica que involucra al versátil bajista en otros proyectos. Dos relacionados con los Fattoruso Brothers: el trío “a secas” con Hugo y Osvaldo, a punto de editar el disco Tango del Este, y el cuarteto que suma a Leonardo Amoedo (guitarrista de Ivan Lins) y que también tiene un trabajo bajo el brazo: Cuarteto Oriental. “El otro es Sólo los dos, un disco que hicimos con Lorena Astudillo sólo de bajo y voz, bien pelado”, informa.

–Hay una constante en usted que se relaciona con la defensa del músico. Cuando puede y donde esté, pide que “los cuiden”. ¿En qué sentido, específicamente?

–Voy a ser claro: hay mucha gente que vive de los músicos, más de la que nosotros imaginamos. Cuando vas a tocar a La Trastienda o al N/D Ateneo, por ejemplo, y si tenés suerte y llenás, cobran el sonidista, el iluminador, la policía, el vendedor de boletos, el que hizo y pegó los afiches, el que vende gaseosa, el del estacionamiento y recién después, si queda algo, cobra el músico, cuando en realidad la gente va a los lugares a ver a los músicos, no a tomar algo. ¿O me equivoco? Yo mismo he escuchado a empresarios decir: “A los músicos los tenés que tener allá abajo”. ¡Si vos vivís de esto, loco! Sin músicos no hay nada. A eso me refiero.
Su historia de músico de la clase trabajadora lo legitima en el reclamo. Maza se hizo bajista en Uruguay, cuando sus ratos libres como soldador de calderas –es foguista profesional– le dejaban tiempo para acoplarse al grupo Guanabara. Después, instalado en la Argentina, combinó diversas labores metalúrgicas con las ya lejanas jam sessions en Papagayo que lo fueron convenciendo de “vivir de la música”. “Me convencieron mis compañeros. Cuando yo vine acá, me fui a vivir a Villa Bosch y, mientras trabajaba en un taller de silenciadores de caños de escape, iba a zapar al bar de San Telmo. Pero eso era terrible, no me daba el tiempo... me quedaba dormido en los trenes y una vez me perdí el cumpleaños de uno de mis hijos: me tomé el tren en Chacarita y me fui dormido hasta Campo de Mayo; cuando volví también me quedé dormido y seguí hasta Martín Coronado, y así, hasta que llegué a casa como a las siete de la tarde.”

–Ejemplo desalentador para los músicos que tienen que trabajar de otra cosa...

–Totalmente. Encima ese día me tuve que levantar a las once de la noche para ir al bar y, como llegaba tarde y se me iba el tren, no saqué boleto. Terminé preso en Chacarita y, cuando me largaron, me cagaron a pedos en el bar por llegar tarde. Pasó bastante tiempo hasta que la cosa se empezó a normalizar: empecé a tocar en boliches brasileños, después en las fiestas de la comunidad judía con el grupo Sambatuque, después en las bailantas y recién ahí empecé a comer como con aceite (risas)... Y llevar a mis hijos al Ital Park, una deuda que tenía pendiente con ellos desde que habíamos salido de Uruguay.
Fue el comienzo de un periplo que con el tiempo lo depositó como bajista de la banda de Luis Salinas durante muchos años, de Ligia Piro, del Tata Guines. “Costó y aún cuesta porque, desde que me largué como solista, me volví a enfrentar con todos esos escollos: el pozo negro de Sadaic, que nadie sabe cómo se administra; la burocracia, la hipocresía del Sadem, que te dice cuánto tenés que cobrar por tocar y cuando tocás ahí no cumplen con lo que dicen... en fin, es todo un aprovechamiento que gira alrededor de nuestra debilidad, que es la música. No sé... yo puedo hacer otras cosas y de hecho las hice: soldar, cargar bolsas o manejar un remís, pero lo que el músico siempre quiere es tocar, y hay un montón de gente que se aprovecha de eso”, dice, y es un buen epílogo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Entrevista de la Revista TomaJazz al baterista español Oriol Roca. Muy interesante!!!!!!!

    Francia decidió hace muchos años que la cultura sería uno de sus buques insignia; ¿qué mejor forma para venderse al resto del mundo? Y en gran medida lo consiguió, porque si uno piensa en Francia rápidamente aparecen nombres como Louvre, Opera National de Paris, Centre Pomipdou, o pensamientos más abstractos como el buen vino y la buena comida. Esto seguramente no es gratuito, pues Francia invierte muchísimo dinero en mantener este estatus de “país de la cultura”. Por lo que a la música respecta (y se podría aplicar también a países como Bélgica y Holanda), a menudo se critica una fórmula basada en la sobreprotección y la subvención excesiva.
          En estos tres países existe lo que en Francia se denomina el “statut d'artiste”. Es el sueño para la mayoría de los músicos en el resto del mundo, que en general gozamos de una desprotección absoluta. A grandes rasgos, el modelo francés permite que si un músico consigue demostrar un número de conciertos declarados a lo largo de un año, pueda optar a partir de entonces –hay diferencias entre estos tres países en este punto- a un régimen de ayudas muy generoso: todos los días del año que el músico no esté trabajando –realizando una actuación o tenga un contrato de trabajo en una compañía, orquesta o similares- el músico recibe un sueldo de alrededor de 40/50 € por día “no trabajado”....
     ... Otra muestra del entendimiento que tiene Francia de la profesión de músico (incluyendo también los técnicos que trabajan en el sector), es la creación en 1901 de un ente llamado “La Caisse des Congés Spectacle “. Entendiendo que los músicos no trabajan de forma continuada para un mismo empresario durante los doce meses del año, quien contrata un músico está obligado a añadir un diez por ciento del caché total del músico (aparte de unos impuestos y gastos de seguridad social muy notables), y destinarlo a este fondo (Congés Spectacle), que sirve para ayudar al músico, en el momento del año que éste decida, para que pueda también hacer vacaciones, como si de las pagas dobles de navidad y verano se tratara. Increíble, ¿no?
          El estado francés destina mucho dinero por ejemplo para financiar festivales de música. Sabedor de que tiene un ejército de músicos que necesitan trabajar, inyecta dinero en este sector para que el festival pueda contratar y pagar de forma decente (el cache mínimo obligatorio para contratar un músico en Francia es de 150 euros netos), a los músicos, y al mismo tiempo genera también riqueza atrayendo público y propiciando el turismo interno y externo, llenando sus hoteles y casas rurales, restaurantes, favoreciendo el comercio de la zona, y teniendo también una retribución posterior a través de los impuestos que pagan los músicos al declarar su actividad económica.
          También existen las famosas “cuotas” en Francia, y su cumplimiento es mucho más estricto que en nuestro país: un festival, para gozar de la subvención pública, debe programar no sólo un numero de músicos franceses (desconozco el porcentaje), sino que también una gran parte de ellos deben ser de la región a la que pertenece el festival, apoyando de esta forma los músicos locales y favoreciendo la igualdad de oportunidades a lo largo y ancho de su territorio. Ciertamente esta formula puede parecer que va en contra de la movilidad territorial de los músicos, pero en cierta forma evita que los grandes nombres de su escena estén sistemáticamente presentes en todos los festivales de verano....  
      .... Veo difícil la aplicabilidad del modelo cultural francés en España, y más en estos momentos. Como decía al principio, este modelo viene de lejos e implica una aceptación social colectiva de la premisa que la cultura es algo bueno y necesario para una sociedad. Sólo bajo este supuesto un gobierno podría tomar un cambio de rumbo tan firme en su política cultural. Creo que en nuestro país actualmente está sucediendo todo lo contrario; sólo hace falta pegarle un vistazo a la prensa para ver como día tras día se van acumulando recortes, desaparecen ciclos (que se convierten en bienales en el mejor de los casos), se disuelven entes de gestión cultural autónomos como el CONCA (en Catalunña), se corta el grifo del dinero público menospreciando la cultura, como si fuera un estorbo, algo inútil y del que se puede prescindir.
Fuente: revista TomaJazz
Nota completa:
http://www.tomajazz.com/perfiles/roca_oriol_2011.htm